Nazareth es la más grande ciudad árabe y allí vive la más grande comunidad cristiana de Israel. Es el lugar donde Jesús transcurrió en secreto la gran mayoría de su vida terrenal, o sea la infancia y la juventud. Nazareth es una étapa que no puede faltar en un viaje a Tierra Santa.
La Nazareth actual y la Nazareth histórica
La ciudad actual, combinada con Nazareth Illit, que significa “arriba”, cuyos habitantes son principalmente judíos, es un ejemplo de convivencia pacífica entre distintas religiones. De hecho aquí, entre los varios habitantes cristianos, podrían seguir viviendo los descendientes de los hermanos y hermanas de Jesús.
Cada sitio del centro histórico de Nazareth, la Basílica de la Anunciación, la iglesia de José, los túneles y las cuevas naturales incluidas en las casas más antiguas, recuerda los tiempos en que Jesús caminó por las calles de esta ciudad que se alcanza en unas dos horas de viaje en auto de Belén y Jerusalén.
¿Dónde se encuentra Nazareth y cuánto es distante de Jerusalén y Belén?
La ciudad moderna y el centro histórico, un pueblo antiguo y encantador, con sus calles, casas y lugares de culto, se encuentra en una cuenca a 400 metros sobre el nivel del mar y está rodeada por las montañas, un lugar idílico de la región de Galilea. No es un caso que antiguamente a Nazareth se le conociera como “perla de Galilea”.
Uno de los sitios más llamativos que se pueden visitar en Nazareth es la Basílica de la Anunciación que les hace revivir a los peregrinos que ahí acuden los milagrosos acontecimientos relacionados con la historia de Jesús.
La Basílica de la Anunciación
La Basílica es un edificio de los años 60 dividido entre iglesia superior, donde se celebra la Misa para la comunidad local y los peregrinos, e inferior, donde las ruinas de la iglesia bizantina le incluyen a la cueva de la Anunciación.
Aquí, hace dos milenios, el ángel Gabriel se presentó a María, la prometida de José, y le anunció que habría concebido un hijo por medio del Espíritu Santo. Aquí María dijo: “he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”, (Lc. 1 26-38), tal como nos recuerda la oración del Angelus.
A la base de una columna encontrada en la iglesia inferior se halló la escritura “XE MAPIA”, abreviación de Chire Maria, nuestro “Dios te salve María”, el saludo que le dirigió el ángel a María durante la Anunciación.
Este importante fragmento y muchos más hallazgos, procedientes de las excavaciones arqueológicas y de la zona que los rodea, se conservan en el pequeño museo contiguo a la Basílica.
El yacimiento arqueólogico
De hecho, la colina donde surge la iglesia tenía muchas ruinas de casas, bodegas y cisternas con escaleras excavadas dentro de la roca que van de la Edad del Bronce a la época romana. Estos hallazgos nos demuestran que ya en los tiempos bíblicos, incluso en la época del rey David.
La Basílica de la Anunciación está caracterizada por la presenza de las ruinas de la iglesia cruzada, destruida en 1263 por el sultán Baibars y nunca reconstruida. Sobre dichos restos surge la iglesia actual, un verdadero cofre que le incluye a un milenio de historia y devoción.
Iglesia inferior e Iglesia superior
La fachada y el vestíbulo de la iglesia superior están dedicadas al sacramento de la fe que ocurrió en Nazareth: en el frontón se les representan a la Anunciación y en la pared meridional encontramos momentos de la vida de María, de la Inmaculada Concepción a la coronación como Reina del cielo. Ya observando la parte externa, el peregrino podrá revivir la vida de María y José, la familia de Nazareth que aquí le crió a Jesús, “en sabiduría, edad y gracia”, (Lc 2,52). En cambio, al entrar al vestíbulo, se podrán observar imágenes marianas procedientes de todo el mundo, incluyéndole a Italia.
La cueva de la Anunciación
Bajando a la iglesia inferior la luz se vuelve más débil y la atmósfera se hace más íntima. Llegamos frente a una cueva simple y vacía en parte amurallada. En 2013, la gruta fue reabierta a las visitas de los fieles tras importantes obras de saneamiento financiadas por Pro Terra Sancta, y seguramente en dicha cueva vivían personas o se le utilizaba como almacén en la época de Jesús.
Ésta es la gruta de la Anunciación. Debajo del altar leemos las palabras “Verbum caro hic factum est”, o sea “aquí el Verbo se hizo carne”, recordando el acontecimiento milagroso. Aquí por la mañana temprano y de noche, se puede rezar en silencio para respetar la sacralidad del lugar.
Subiendo nuevamente a la iglesia superior estamos inundados por la luz procediente de la vidrieras de colores y de la cúpula cuya forma le recuerda a un lirio que se abre. El lirio es el más importante símbolo mariano, y también está presente en la vidriera que le representa a la Anunciación.
Cerca de la Basílica
La Basílica está rodeada por hostales, pequeños y lindos comercios, y restaurantes. Estar aquí alojados es muy fácil: justo frente a la Basílica está el Casa nova, el hostal franciscano, y el hogar de las hermanas de Nazareth, que les ofrecen alojamiento a los peregrinos.
Continuando por la Casa Nova Street también es posible vivir la atmósfera oriental del bazar y al final llegar a la iglesia ortodoxa griega, tradicionalmente identificada con el lugar en el que surgía la sinagoga que habría frecuentado Jesús.
En cambio, cerca la de calle principal los más curiosos podrán encontrar el manantial de agua de le alimenta al “pozo de María”. Aquí, las mujeres, incluyéndole a la Virgen, iban a buscar el agua, y siempre aquí, según la tradición oriental, el ángel le habría saludado a la Virgen. No es un caso que detrás del pozo surja la iglesia ortodoxa griega dedicada al ángel Gabriel.
¿Por qué es importante visitar Nazareth?
Nazareth ofrece vistas maravillasas de la que fue la vida de Jesús, de los lugares que frecuentó de niño y jóven adulto. Además de la importancia del lugar, es fundamental recordar que no faltan servicios y cómodos alojamientos, todo lo que un turista o peregrino necesita para vivir una experiencia inolvidable en Tierra Santa.