“No hay gasolina, no hay gas, no hay medicamentos”, nos cuenta desconsolado Fadi Bejan, colaborador de Asociación Pro Terra Sancta en Beirut. Por teléfono nos cuenta sobre la crisis que le arrolló a Libano, su país natal, y describe caramente sus causas y consecuencias.
Fadi tiene 37 años, y antes era un empleado del sector financiero. Él hace 5 años está trabajando en el tercer sector, y desde el 4 de agosto de 2020, está colaborando con Asociación Pro Terra Sancta, debido a la terrible explosión del puerto de Beirut. Las imágenes del acontecimiento están en sus ojos, dice, al describir la catástrofe que Libano está viviendo, “pero las cosas empezaron a empeorar mucho más antes del 4 de agosto de 2020”.
“Exactamente hace dos años, el 17 de octubre del 2019, la gente tomó las calles protestando en contra de un sistema corrupto”, y desde entonces el país empezó a ver el declive que hoy lo destruye, de manera mucho más acentuada. Las protestas eran un reflejo del derrumbre siempre más obvio del sistema económico y social, ya que el hundimiento es una realidad en el país.
En estos dos años, la lira libanesa, perdió más del 90% de su valor, haciéndole caer en la pobreza al país conocido como “Suiza de Oriente Medio”. Fadi traduce en números la crisis de su país y de su ciudad: 400.000 personas, (el 10% de la población local), abandonaron Libano en los últimos dos años; para los que se quedaron, la tasa de desempleo está en un 65%; el 77% de los propietaros no tienen un acceso regular a la comida. En Beirut, la mala gestión del país, (que quizá estaba involucrado con intereses extranjeros), causó la grave explosión en el puerto el año pasado. De la controvertida investigación sobre la conflagración nacen los combates entre las milicias de Hezbollah y las Fuerzas Libanesas, que el jueves pasado, 14 de octubre, le ensangrentaron a la capital.
“En la ciudad de Beirut – continúa Fadi – más del 15% de los niños dejó de ir al colegio, porque sus familias ya no pueden solventar los gastos de la educación. Por eso nosotros en Beirut pagamos las cuotas de los chicos, para mantenerlos en la escuela. De momento, les apoyamos a 82 familias, y estamos listos para ayudar a otras 75”. Sería prácticamente como duplicar el proyecto: “es cierto, afirma Fadi, el objetivo es alcanzar a varias familias, a varias personas, para que sigan viviendo aquí”.
Pero, sigue comentando, “por las calles no hay esperanza. Hay familias en el norte del país que en los últimos dos años nunca le vieron a un médico”. En el distrito de Trípoli, el más importante de la zona, no hay medicamentos – como en todo Libano – y los pocos que hay cuestan demasiado.
Justo para reaccionar a la devastadora alza de los precios de los bienes higiénico-sanitarios, Fadi se comprometió junto con seis colegas en Libano, a abrir en Tripoli un dispensario médico sanitario. “Estará listo en diez días, les envíaremos algunas fotos. El impacto seguramente será bueno, sobre todo desde un punto de vista psicólogico”, porque los que están pagando por la situación dramática que Libano vive hace años, es sobre todo la salud mental junto con el equilibrio psicológico de la gente. “En Beirut, en el barrio Gemmayzeh, en dos semanas apriremo un cento PSS (Ayuda Psico-Social)”. Es importante enfrentar todo tipo de necesidad, “por lo tanto estarán presentes en el centro un psicólogo, unos asesores y unos expertos de educación. Nos encargaremos de todos los grupos de edad, desde los más pequeños, que podrán frecuentar cursos de arte terapia y teatro, hasta los más ancianos, que podrán frecuentar cursos de cocina y también recibirán ayuda psicológica”.
“El tramo de edad más afectado”, nos cuenta Fadi, en la capital libanesa, “es el de 30 a 40 años, siendo personas que perdieron todo con la crisis económica y están psicológicamente extenuadas”. El nuevo centro PSS de Gemmayzeh fue realizado para ellos: a una fase inicial de apoyo material, incluyendo la distribución de medicamentos, ropa y alimentos para darle una ayuda a las familias, le seguirá un camino de reintegración psicológica y social que pueda reforzarlos a largo plazo.
El balance es penoso: “Aquí no hay una vida decente. Antes el gobierno subvencionaba la electricidad; ahora que todo está en crisis dejó de hacerlo, y nosotros tenemos luz por dos horas diarias. Ya no tiene sentido poner la comida en la heladera: ¿qué es lo que cambia, si después de dos horas ya no hay electricidad?”. Y Fadi tampoco les hace descuentos a la población libanesa: “Es cierto, se les hecha la culpa a los gobiernos, pero nosotros le permitimos continuar con un sistema que estuvo a la deriva por muchos años. No podemos darle toda la culpa a la política”.
¿Entonces no hay esperanza para Libano? “No, tratamos de mantener viva una chispa en los proyectos de Pro Terra Sancta”: en Gemmayzeh, el barrio de Beirut donde se abrirá el centro PSS, ya está activo un centro de emergencia muy importante para la vida y la salud de las personas. “Hay quien nos busca porque construyó relaciones en el centro. Hay personas que siguen intentando tejer relacionas. Éstas son nuestras semillas, que estamos plantando en este país destrozado”.