“La situación ha vuelto a empeorar. Solo hoy, en Damasco, la ciudad ha sido bombardeada por unos cuarenta morteros… A partir de mañana estamos obligados a quedarnos en nuestras casas. Ir a Bab Touma en estos días es realmente arriesgado”.
Este es el mensaje de Ayham de 26 años perteneciente a la Asociación pro Terra Sancta en Siria a un compañero de Milán. No queda espacio para la interpretación. Llega justo en los días en los que nos acercamos al séptimo aniversario del principio del conflicto en Siria. Nos recuerda que aquí la guerra no ha terminado todavía y que, es más, en estos días se está produciendo en Damasco una tragedia. Los medios de comunicación han vuelto a hablar de ello desde hace algunos días y ayer la ONU ha publicado un folio en blanco para indicar que “no hay palabras para tanto horror”.
También Ayham nos manda un resumen adjuntándolo a un pequeño mensaje. “Os escribo mientras las bombas explotan a pocos pasos de aquí, en la ciudad vieja. Desde principios de 2018, concretamente desde el 9 de enero, llueven cientos de morteros y misiles en El Barrio de Bab Touma (donde se encuentra la parroquia de los franciscanos) y en la ciudad vieja de Damasco, provocando multitud de muertos y heridos. Lo peor llegó el 8 de febrero cuando 72 bombas en un día causaron 20 víctimas civiles y 141 heridos entre ellos muchas mujeres y niños”. Se trata de una ofensiva mortífera lanzada por los rebeldes del área de Al-Ghouta, a pocos kilómetros de la capital. Una lucha que, desde el domingo 18 de febrero, se ha hecho más sanguinaria puesto que la artillería del ejército ha empezado a responder golpeando de nuevo a civiles. Según los datos de la ONU es la peor masacre desde 2015.
Durante estos años de conflicto la ciudad nunca ha visto combates tan intensos. A los cortos episodios de violencia y terror se han ido alternando períodos más largos de calma. “Desde el principio de este año es diferente. Precisamente ahora -continúa nuestro colaborador- que se empezaba a hablar de paz y reconstrucción en Damasco y se había vuelto a mirar al cielo. Ahora, ese mismo cielo nos ha devuelto una oleada de terror y la ciudad ha vuelto a caer en el pánico”.
Ayham sigue la ejecución de proyectos de ayuda de emergencia de ATS pro Terra Sancta en Damasco. Junto a los monjes de la Custodia de Tierra Santa, la Asociación lleva a cabo varias actividades de ayuda a la población local dando refugio, comida y medicinas a las víctimas de la guerra y colaboración con los distintos hospitales para procurar tratamientos especialmente a mujeres, niños y ancianos. Ellos son los que más sufren en estos días el baño de sangre que se está produciendo en Damasco. Uno de los hospitales con los que colabora la asociación, por ejemplo, el hospital St. Louis, ha acogido en estos días a más de 94 víctimas de los combates. Entre ellos había 6 niños menores de doce años y nueve menores de dieciocho.
“La situación -concluye Ayham- es terrible. Los colegios están cerrados a la espera de resultados futuros mientras cada uno de nosotros sale a trabajar por las mañanas para ir a trabajar temiendo no volver a casa por la tarde”.