La Custodia de Tierra Santa, a través de sus frailes presentes en Siria y el Líbano, se implica cada día más a favor de las víctimas de los conflictos que afligen a Oriente Medio. Refugiados sirios, iraquíes, curdos y también los desplazados, son numerosos los que llaman a los puertos de los conventos y de las iglesias para encontrar un poco de paz, un poco de comida y curar sus heridas, educar a los niños… A imagen de san Francisco que, en su tiempo, pronunció las siguientes palabras: «Empieza haciendo lo necesario, luego haz lo que sea posible y así se realizará lo imposible», los franciscanos han debido hacer frente a la repentina violencia del conflicto sirio. Primero se organizaron en el ámbito de los convento franciscano su diseminados por Siria y el Líbano, después -poco a poco y según han ido aumentando las necesidades de seguridad-han trabajado codo a codo con otras instituciones religiosas o laicas para atender a los necesitados.
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Mons. Georges Abu Jázem, fraile franciscano y Vicario apostólico de Alepo (...) ha ilustrado la situación de los cristianos en Oriente Medio : «Uno de los principales desafíos que, para mí, tienen los cristianos de Oriente Medio es la superación de nuestros miedos y volver a tener confianza, una confianza que ha sido quebrantada por todo lo que hemos vivido. Y esta falta de confianza es lo que nos impide prever el porvenir. Nuestro desafío es que nos oigan decir que nuestra presencia en Oriente Medio es una vocación, una misión». En un aparte, Mons. Georges Abu Jázem ha vuelto a hablar más largamente del conflicto sirio y sobre lo que lo ha transformado o reforzado, a pesar de de las difíciles condiciones de vida: el ecumenismo y el diálogo islamo-cristiano.
«Nosotros, los cristianos, somos una pequeña minoría en Siria compuesta por distintas Iglesias que nunca han estado tan unidas». Todos los sábados los obispos católicos se reúnen y, el último sábado de cada mes, un encuentro ecuménico reúne a todos aquellos que lo desean. «Los jóvenes que se han quedado nos animan; hacen voluntariado en las parroquias, se casan; los niños son bautizados, se celebran fiestas y jornadas mundiales... Queremos seguir siendo miembros de la Iglesia universal: la vida continúa».
Los barrios de Alepo de mayoría cristiana acogen hoy a numerosos refugiados de confesión musulmana, una experiencia nueva y fecunda para Mons. Abu Jázem. «Durante el conflicto hemos desarrollado nuevas formas de encuentro. No ha sido fácil, pero no puedo dejar de decir que es muy importante saber acoger. No debemos dar alas a la exclusión o al comunitarismo. Debemos nutrirnos de tal convivencia y, creedme, numerosos musulmanes están sorprendidos por la caridad de los cristianos sobre todo hacia los niños, las mujeres, los ancianos...». Un ejemplo de esto es una sala parroquial confiada al Waqf (institución islámica de beneficencia) y transformada en casa de acogida para personas ancianas, huérfanos y discapacitados, o incluso el generador de la parroquia que permite a los estudiantes que lo deseen venir a estudiar cuando la interrupción de la electricidad se hace demasiado larga.
«El islam sirio es moderado», declara Mons. Abu Jázem a quien quiere escucharle. «Es muy fácil poner a las personas unas contra otras y generalizar». Retoma después las palabras del Santo Padre en su última carta: «La cuaresma es un tiempo propicio para que cese la indiferencia, el sufrimiento del prójimo constituye una llamada a la conversión; debemos convertirnos al hombre, poco importa quién sea o en qué crea». En la oscuridad de la noche siria, Mons. Abu Jázem dice que ve la luz, y si él la ve también otros son capaces de verla. Ante la inseguridad y el deseo de emigrar, Mons. Georges dice a su pequeño rebaño: «Yo no me voy, me quedo y no me siento solo porque sé que en todo el mundo se reza por Siria, y hasta los musulmanes nos lo agradecen, algunos me lo han dicho».
Los nuevos proyectos de Asociación pro Terra Sancta, asociación de los frailes de la Custodia de Tierra Santa, contribuirán a aliviar un poco la situación: gracias a los donativos recibidos, en 2015 un hospital de Alepo, gestionado por los frailes será ampliado (se pondrán en función tres salas de operaciones, dos de reanimación con distribución de medicinas, sostenimiento de los gastos de hospitalización de los más pobres...), así como se crearán otros centros de acogida para responder a los necesitados de bienes de primera necesidad. Dentro de Siria se estima en más de seis millones el número de refugiados que no pueden afrontar el aumento de los precios.