Testimonio desde la tierra de Hezbolá: "En esta situación es necesario propiciar apoyo material, así como apoyo espiritual"
En la noche entre el 24 y el 25 de agosto de 2024, el ejército israelí llevó a cabo una serie de ataques aéreos en el sur del Líbano, que el primer ministro Benjamin Netanyahu definió "preventivos", para evitar el lanzamiento de 6 mil misiles por parte de Hezbolá. Poco tiempo después, la organización libanesa contraatacó con 300 cohetes.
"Ha sido la peor noche de mi vida", nos escribió la mañana siguiente el padre Toufic Mehri, un fraile franciscano de la Custodia de Tierra Santa y párroco de una zona muy vasta del sur del Líbano, en la frontera con Israel, que incluye ciudades bíblicas como Tiro y Sidón, o Naqura (Naquora). La zona, que da al mar, es conocida porque alberga la base militar de la UNIFIL (Fuerza Provisional de las Naciones Unidas en el Líbano Naciones Unidas), en donde están desplegados un millar de soldados italianos de la operación "Leonte". El otro frente de la guerra.
Justamente por eso, hemos pedido a Padre Toufic que nos pusiera al día sobre la situación y las actividades de apoyo para los que se quedaron, realizadas gracias a la ayuda de Pro Terra Sancta.
¿Quién es padre Toufic?
Soy un franciscano libanés originario de Damour, una ciudad cristiana conocida por la masacre del 20 de enero de 1976 durante la guerra civil (la masacre fue perpetrada por algunos miembros de la izquierda libanesa y apoyada por la OLP contra los cristianos libaneses). Hoy soy párroco en la parroquia más grande del país; el área en cuestión desciende por 60 km a lo largo de la costa desde Sidón hasta la ciudad de Naqura y se extiende a lo ancho por 75 km, desde Tiro hasta el pequeño pueblo de Deir Mimass, en las montañas que dominan el río Litani [fiume Leonte ndr.].
La zona que me asignaron limita con Israel al sur y al suroeste, es decir, a lo largo de todo el eje más caliente de la guerra entre Israel y Hezbolá.
¿Cuál es la situación en el sur del Líbano? ¿Se vive o se sobrevive?
En este momento estoy en Tiro, donde la situación es más "tranquila", en el sentido de que de momento los combates han disminuido, pero en la noche del 24 de agosto hemos tenido mucho miedo. En general, la situación sigue siendo peligrosa y grave: desde el 7 de octubre hasta hoy todos los días hay combates, lanzamientos de misiles y ataques aéreos que causan víctimas y heridos.
Por eso la gente está muy asustada, las actividades comerciales están paralizadas y ya no hay trabajo. Los que pudieron irse ya huyeron; alrededor de 180.000 personas se fueron a Beirut u otras zonas del Líbano, pero muchos no tienen la posibilidad económica y, por lo tanto, se quedan... Recientemente, sin embargo, algunos están regresando por la misma razón de los que se quedaron; han sido desplazados durante muchos meses y ya no tienen recursos para vivir en ciudades como Beirut, donde los precios son prohibitivos.
Nuestra zona desde siempre ha sido escenario de enfrentamientos, pero antes los sitios civiles y religiosos no se veían afectados, ahora la guerra no hace distinciones. Por ejemplo, la iglesia de nuestros hermanos melquitas en la aldea de Aytaroun fue destruida.
Sin embargo, los que están peor son los habitantes de Deir Mimass, el pueblo del que os hablaba.
¿Por qué la situación en Deir Mimass es especialmente grave?
Deir Mimass es un pueblo agrícolo encaramado en las montañas, famoso por sus olivos y aceite que se encuentra justo en la frontera con Israel, a pocos kilómetros de Metulla y Kyriat Shmona, dos puestos de avanzada israelíes. Se encuentra entre los dos fuegos: por un lado están las posiciones de Hezbolá desde las que se lanzan los cohetes y, por el otro, la línea de fuego israelí. Los combates son muy reñidos, tanto que hace un tiempo también nuestro cementerio a unos 500 metros del centro fue bombardeado.
Antes de la guerra, unas 30 familias de feligreses vivían aquí, pero algunos se han mudado a Tiro, otros a Beirut y ahora solo quedan 16 familias. Entre ellas están las personas que no pueden salir físicamente del país por limitaciones físicas, pero sobre todo económicas. Sin embargo, hay también quienes han decidido quedarse porque esta es su casa, porque tienen sus olivos, su vida o simplemente para mantener viva la presencia aquí.
Una señora del pueblo que siempre me llama cuando las velas están a punto de apagarse en la iglesia Me llamó mucho la atención porque ella todos los días, desde el siete de octubre, prende una vela a la Virgen y siempre me dice: "Padre, no me voy porque esta vela no se puede apagar, debe permanecer encendida porque la Virgen nos dará la paz como ocurrió en 2006". Ella se refiere a la tregua en el conflicto entre Israel y Hezbollah que duró 34 días, la paz llegó el 14 de agosto durante la vigilia de la Asunción. Y gracias a Dios no hubo víctimas en nuestra comunidad.
¿Cuál es el papel de un párroco en el sur del Líbano? ¿Cuáles son las necesidades y qué actividades llevamos a cabo en esta situación?
En primer lugar, el apoyo a los que se han quedado y la continuación de las actividades pastorales: desafortunadamente en esta situación, esto significa proporcionar también apoyo material y espiritual. La comunidad de Deir Mimass a menudo ha estado aislada porque la carretera que conduce de Tiro a la aldea está controlada por aviones no tripulados que lanzan cohetes. En algunos tramos hay que acelerar porque el objetivo de los ataques son los vehículos parados o lentos. Una vez pasé por casualidad cerca de un coche ardiente que fue atacado unos minutos antes de nuestro paso y los cuerpos de los pasajeros seguían en la carretera.
Esto significa que los suministros de verduras y carne ya no llegan al país. Nunca he dejado de ir (cuando era seguro, por supuesto), a celebrar misa y asistir a la comunidad, pero cuando me enteré de este problema de abastecimiento me improvisé como verdulero. Por lo menos dos veces al mes visito el pueblo y llevo cajas de verduras, frutas y carne. Luego distribuyo la comida a quien la necesita. Todo esto es posible gracias al apoyo de Pro Terra Sancta.
De la misma manera ofrecemos apoyo económico a las familias de Tiro porque, como explicaba antes, las actividades comerciales están paralizadas y la situación se complicó por una profunda crisis en el país desde 2019, ya antes del estallido de la guerra. Nuestro apoyo es útil principalmente para garantizar una vivienda de las personas desplazadas.
Además, llevamos a cabo distribuciones periódicas de paquetes de alimentos en Tiro. Esta era una actividad que se empezó debido a la crisis de 2019 y que ahora se ha incrementado porque cada vez más hay más pobreza. La necesidad es enorme, realmente esperamos que pronto se pueda encontra una solución porque es una guerra que no merecemos.