Belén. El ardiente sol de agosto quema las calles y los edificios, la guerra que siempre se asoma en el horizonte se vuelve trémula bajo la ola de calor. El sol se refleja contra las ventanas del Dar Al-Majus; en el interior, sentados sobre una alfombra de colores, los niños de la ciudad escuchan fascinados los cuentos de hadas de su tierra, que Tali lee del gran libro que sostiene en sus manos.
Leer en voz alta
"La idea de ofrecer a los niños de Belén la lectura en voz alta de cuentos de hadas palestinos se nos ocurrió durante el período de guerra", dice Tali. "Organizamos un taller para niños de entre 5 y 8 años, enfocado en la valentía y en la importancia de cultivar el vínculo con la tierra y la identidad. El Dar Al-Majus, el centro cultural de Pro Terra Sancta en Belén, es el lugar perfecto para acoger una actividad de este tipo: se trata de un antiguo edificio renacido a través de la restauración, que ha conservado su alma histórica. De la misma manera, los antiguos cuentos de hadas conservan la historia de los pueblos descritos".
Tali es una chica de Belén que se ocupa de las actividades dedicadas a los niños, especialmente artísticas. "Después de contar la historia y de discutir su significado y sugerencias todos juntos, nos dedicamos al trabajo manual como el dibujo o el uso de los colores. Son actividades que proyecto yo misma, para vincularlas con el cuento de hadas de la época, involucrando a los personajes y a los lugares".
Las historias que cuenta Tali provienen del libro Speak, bird, speak again: Palestinian Arab folktales, publicado en 1989 en inglés. El título se traduce como "Canta, pajarito, canta de nuevo: cuentos populares árabes palestinos", y recopila cuarenta y cinco cuentos de hadas transmitidos desde el principio de los tiempos.
Identidad a través de los cuentos de hadas
"Elegí este libro porque es una forma de herencia artística oral. Estas historias son antiguas, transmitidas oralmente a lo largo del tiempo, de generación en generación: no deben morir, no pueden ser borradas". Tali afirma con firmeza la necesidad de mantener vivas estas historias, de mantener el vínculo que une a los palestinos entre sí y con su pasado: "Es un patrimonio que pertenece a toda la comunidad: debe quedar impreso en nuestras mentes y conciencias".
La misma fuerza cohesiva e identificativa de esta operación cultural se destaca en la introducción del libro. El volumen tiene como objetivo proporcionar al lector un marco antropológico adecuado, que le permita disfrutar de las historias y comprender cuál es su significado original. Alan Dundes, el folclorista estadounidense que firma la introducción, explica que "estas historias pertenecen a un pueblo, los árabes palestinos. No importa la opinión personal sobre el establecimiento del Estado de Israel en 1948, lo que es indiscutible es que el evento causó una notable dislocación y fragmentación del pueblo árabe palestino. […] No cabe duda de que hubo una vez una zona del mundo llamada Palestina, donde los habitantes árabes tenían -y siguen teniendo- una cultura propia. Justamente esta cultura es la que las historias mágicas de este volumen contienen".
Imaginación que atraviesa los siglos
El libro recoge cuarenta y cinco cuentos de hadas palestinos contados por diecisiete narradores locales, que, retrocediendo en el tiempo, contaban las historias a sus familias o a sus comunidades. Leerlo nos transporta a una tarde en Oriente, escuchando la voz del narrador a la luz de una lámpara de aceite; de hecho, a menudo, las mujeres son las que desempeñan el papel de cuentistas, que modulan fórmulas y repeticiones destinadas a aumentar la suspensión de la incredulidad del oyente, alejándose de la realidad cotidiana.
Los niños van al Dar Al-Majus durante el día, y la luz que se añade al sol no proviene de una lámpara de aceite, sino de la electricidad; sin embargo, la magia se propaga por el aire de la misma manera. "Observé el placer de los niños al escuchar", dice Tali, "su deseo de sentarse e interactuar con las historias. Una chispa se enciende en sus ojos, mientras que las risas y las exclamaciones de sorpresa acompañan los giros de la narración".
"Estos cuentos de hadas, llenos de magos, fórmulas y hechizos antiguos, estimulan su imaginación, ofreciendo un escape temporal de la terrible realidad de la guerra y las noticias aterradoras que tienen que escuchar todos los días. A veces tenía que cambiar algunas palabras -añade la chica- porque eran demasiado fuertes o demasiado explícitas para la sociedad y los niños de hoy". Tali explica que esta es la razón por la que Habla, pájaro, vuelve a hablar fue censurado en 2007 por la Autoridad Palestina, que lo retiró temporalmente de las bibliotecas y escuelas que lo habían comprado como libro escolar.
"Sin embargo, creo que esta fue una decisión equivocada, ya que el libro fue escrito y compilado con gran autenticidad. En el pasado, nuestras abuelas y madres contaban estas historias en las reuniones familiares y los términos utilizados eran aceptados. Las historias son el espejo de una cultura que, si bien cambia con el tiempo y se adapta a los vericuetos de la narración, permanece en su esencia y en su papel de representante de un pueblo que hoy corre el peligro de desaparecer".
Educar a los niños para que amen a los cuentos de hadas significa luchar contra la desaparición de una cultura popular identificativa; gracias a Tali y a todo el Dar Al-Majus, estos cuentos de hadas palestinos seguirán existiendo "mientras los pájaros sigan cantando".
La historia de Jummez bin Yazur, jefe de los pájaros
Para concluir, proponemos aquí un extracto de uno de los cuentos de hadas árabes más populares de Palestina: se trata de la historia de Sitt il-Husun, una chica hermosa que se enamora de Jummez, Jefe de los Pájaros, y se enfrenta a mil aventuras para estar junto a él. ¡Disfruta de la lectura!