Cuando uno piensa en Belén, piensa primero que es el lugar en donde nació Jesús. Piensa en cuántos niños nacieron y siguen naciendo allí, en esa tierra tan santa como difícil y llena de contradicciones. Pero Belén no es sólo un lugar de nacimiento, sino también un lugar donde las personas crecen, se convierten en adultos y, por qué no, a veces envejecen.
Muchas fimilias se encuentran sin ingresos, con graves problemas, y tienen muchas dificultades, no sólo para cuidar a personas mayores, sino también para mantener a sus propios hijos. Como en las historias que siguen a continuación:
L. es una viuda de 72 años, enferma crónica con problemas cardíacos, y a cargo de una hija de 36 años que sufre de una enfermedad mental.
El Franciscan Social Service Office (FSSO) le da soporte entregándole subsidios mensuales para la compra de sus medicinas y las para la patología de su hija. La asistente social del Franciscan Social Service Office logró también conseguirle un seguro médico, que cubrirá el 90% de los gastos de su operación del corazón.
L. tiene 68 años, es viuda y vive sola. Tiene tres hijas, casadas pero desempleadas. Siendo inexistente el sistema de pensiones en el contexto de Palestina, ella se encuentra sola y sin ingresos. El Franciscan Social Service Office (FSSO) cubre con sus medicinas, entregándole además un pequeño subsidio mensual que le permite comprar comida.
L. es madre de tres niños, traicionada y abandonada por su marido. L. no tenía ingresos y no sabiendo cómo manter a sus niños, desesperada, intentó suicidarse varias veces. Después de ponerse en contacto con el Franciscan Social Service Office (FSSO), con el apoyo del asistente social, se le ofreció una pequeña ayuda económica. Ahora L. esta trabajando como secretaria, recibiendo un pequeño sueldo y teniendo la oportunidad de distraerse, saliendo del ambiente de los quehaceres domésticos. Un pequeño paso para empezar a vivir de nuevo.
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