Domingo de Ramos de 2021: un regreso al mensaje revolucionario de Jesús
La procesión del Domingo de Ramos quizás sea la manifestación religiosa más importante para los católicos de Tierra Santa y les llama a muchísimos peregrinos que vienen de todas las partes del mundo. De hecho ésta es una ocasión única para caminar junto con su comunidad recorriendo el camino que hizo Jesús para entrar triunfante a Jerusalén. En este año especial, pocos podrán participar en la celebración, o sea los religiosos y los fieles católicos de Jerusalén y Nazareth, tal vez alguien de Belén, y el grupo musical de los scouts con tambores y gaitas, pero sin peregrinos. “En todo caso será un momento para tocar música, cantar y gritarle al mundo que estamos presentes y que anunciamos el mensaje de amor revolucionario de Jesús”, nos comentan los fieles de Tierra Santa.
Como siempre, el punto de partida será la capilla franciscana del pueblo de Betfage, aquí donde los discípulos encontraron un pollino de asna y una asna que nadie nunca había cabalgado, porque el animal estaba destinado a ser cabalgado por Cristo quien así habría cumplido la profecía de Zacarías de 500 años antes: “No temas, hija de Sión, he aquí tu Rey viene a ti,humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de asna “ (Zac 9,9). Durante la construcción de la capilla en el año 1883, se encontró una gran piedra cuadrada decorada en todos sus lados con frescos de color azul, rojo, amarillo, verde y violeta que hoy siguen siendo muy brillantes. En el lado sureño podemos verles a Marta, María y a Lázaro resuscitado, en el lado norteño la asna y el pollino de asna están desatados. En el lado oriental la multitud alegre agita ramas de palma, utilizados durante los desfiles de los reyes. La gran piedra formaba parte de la iglesia cruzada de época bizantina. Siempre desde aquí, ya en el siglo XII, salían las primeras procesiones del Domingo de Ramos hacia Jerusalén, y revivir el episodio contado en el Evangelio es una tradición muy antigua.
De la capilla, cuyo tamaño permite solamente la entrada de las autoridades religiosas y no de los peregrinos que normalmente comienzan la procesión desde el monasterio carmelitano del Pater Noster, bajando después del Monte de los Olivos llegando al Huerto de Getsemaní. Getsemaní significa literalmente “lagar de los olivos”, y de aquí crecen ocho olivos ultracentenarios plantandos hace 800 años por los cruzados, cuya salud es perfecta y todos nacieron de la misma raíz, como signo de un árbol quizá venerado en aquella época como testimonio del paso de Jesús y de su Pasión. Queremos contarles una curiosidad sobre las palmas y ramas de olivos sacudidos durante la procesión: se trata de una tradición derivada de la fiesta judía de Sukkot, la fiesta de las Cabañas relacionada con la llegada de la primavera, cuando los fieles subían al templo llevando un ramillete de palmas, mirto y sauce. De hecho, en Jerusalén, en la procesión se agitaban grandes palmas de un color verde brillante. En cambio, en Italia es costumbre utilizar las ramas de olivo bendecidas durante la Misa, llevadas a la casa y repartidas entre los parientes como un signo de paz y buenos deseos.
Debajo del jardín de los olivos, hay un contraste debido a una explanada de piedra, realizada con las lápidas de las tumbas del inmenso cementerio judío. Aquí el panorama te deja sin respirar: puedes ver los muros de la ciudad vieja y la cúpula dorada que brilla bajo el sol. El Domingo de Ramos en Jerusalén suele ser un día maravilloso de primavera y lleno de sol, y este año no será diferente. El recorrido es muy corto, son apenas dos kilómetros y medio de descenso. Cuando se haya completado el recorrido despacio y con varias paradas para cantar y rezar, notamos que el camino no es muy fácil, ya que se desarrolla por unos barrios musulmanes con mucho tráfico y bastante descuidados. Al final, entramos a Jerusalén pasando por la Puerta de los Leones, una estructura de piedra decorada con un grupo de panteras, que siendo el único Portal aún abierto entre los que estén dirigidos hacia el este. Pero Jesús no pasó por aquí, sino por el Golden Gate, una puerta imponente que asoma directamente hacia la montaña del Templo y sigue estando cerrada. Aquí habrá más personas en la procesión, aumentando también el ruido y la alegría, logrando cambiar el normal ritmo de la jornada de los habitantes del barrio musulmán, donde se encuentra la última étapa, la Iglesia de Santa Ana. Se sacudirán las palmas y nuevamente la multitud feliz gritará: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el Reino que viene, de nuestro padre David! ¡Hosanna en las alturas!” (Mc 11, 9-10).