Maha Munib Hamdi Abu Sido es una chica de Gaza apasionada por el diseño y el tatreez , la técnica de bordado tradicional palestina. Esta pasión la llevó a crear Kenar, un proyecto de moda que tiene como objetivo presentar al mundo el patrimonio cultural palestino, así como brindar oportunidades económicas a las mujeres de su comunidad.
Maha estudió en la Universidad Islámica, donde obtuvo una especialización en ciencias de la computación y una maestría en Administración de Empresas. Antes de desarrollar su negocio de bordado, trabajó en la administración del Banco Palestino. A pesar de las dificultades que caracterizan la vida en Gaza, explica que antes del 7 de octubre, la situación en Gaza "era diferente de lo que mucha gente imagina cuando piensa en Gaza. La gente trabajaba, viajaba y trataba de vivir una vida normal". La propia Maha ha tenido muchas oportunidades de viajar, y sus aventuras la han llevado a Dubái y Chipre varias veces.
Su negocio, Kenar, toma su nombre del cinturón de la vestimenta tradicional palestina. Maha comenzó su negocio en 2010 y lo ha desarrollado con el tiempo para emplear a 150 mujeres de Gaza. Con nostalgia en sus ojos, Maha dice que "el objetivo de Kenar es revivir el patrimonio palestino y empoderar a la comunidad local, permitiendo que las mujeres trabajen desde casa y generen ingresos".
El 2 de octubre, Maha había partido hacia Chipre para asistir a un mercado de exposiciones. Cuando se enteró de los acontecimientos en Gaza el 7 de octubre, se vio obligada a mantenerse alejada de su tierra natal y luego se trasladó a El Cairo. "Pensé que mi estancia en El Cairo sería un breve descanso de mi vida en Gaza, pero no fue así". De hecho, Maha lleva más de siete meses en el exilio . Su familia, después de cinco meses, devastada por la destrucción de su hogar y sin esperanza, logró salir de Gaza sólo después de pagar grandes sumas para cruzar el cruce de Rafah y establecerse en El Cairo.
La agresión a Gaza acabó con todo lo que Maha había construido. "Mi laboratorio y mi casa fueron destruidos por los bombardeos y muchos de mis amigos y familiares fueron víctimas del ataque".
"Empezar de cero fue particularmente difícil", dice Maha, quien se encontró sin fondos para reiniciar, pagar a sus trabajadores y comprar materiales. A pesar de estas dificultades, intentó reconstruir un grupo de trabajo, logrando reunir a 40 mujeres de Gaza que se habían refugiado en El Cairo.
En este contexto de desesperación, Maha encontró un rayo de esperanza gracias al apoyo de Pro Terra Sancta, iniciando un proyecto en colaboración con Kenar para apoyar a las microempresas de mujeres en Gaza. A través de la capacitación en línea, Maha está enseñando a bordar a 14 mujeres de Belén y Gaza que son refugiadas en Belén para crear productos que luego se comercializarán a través de la red del Bazar de Comercio Justo de Dar Al Majus.
A pesar de los enormes desafíos logísticos y financieros, Maha ve "en este proyecto una oportunidad para renacer, la oportunidad de trabajar no solo con mujeres de Gaza sino también de Cisjordania, lo que me permite a través de Kenar construir puentes entre las diferentes comunidades palestinas". Sin embargo, las restricciones dificultan la obtención de los materiales necesarios para su trabajo, ya que no puede pedir nada a Jordania o Palestina.
Maha anhela regresar a Gaza, su hogar que ama profundamente, pero es consciente de que las condiciones actuales no se lo permiten. Por lo tanto, está considerando la posibilidad de trasladar su negocio a los Emiratos Árabes Unidos, con la esperanza de encontrar allí un terreno fértil para reconstruir lo que la guerra ha destruido.
A pesar de todo, Maha está decidida en su trabajo y vive "con la esperanza de que algún día podamos ver a Gaza renacer de sus cenizas".
