Tras las vacaciones de verano, retomamos los encuentros virtuales organizados por Pro Terra Sancta (PTS), empezando por Libano. No hay que apagar las luces sobre la grave tragedia que le afectó a Libano y agrandó la dura y tremenda crisis económica y social que está viviendo todo el país. El 4 de agosto la más fuerte explosión no nuclear destruyó y dañó dos tercios de las casas de Beirut, dejándoles sin hogar a casi 300.000, y entre ellos hay 60.000 niños.
Giacomo Gentile, el coordinador de los proyectos de Libano, describe las primeras acciones de Pro Terra Sancta cuya finalidad es ayudarles a los frailes y a la población local. “El convento, la iglesia y las oficinas de nuestro equipo tuvieron daños muy graves. La reparación de la sola estructura del convento requiere cien de millares de euros”. Empezamos por el convento porque es un lugar céntrico y muy importante para todo el barrio. El centro de apoyo, que ya estaba activo para enfrentar la crisis antes de la explosión, fue reeabierto en el patio del convento. Giacomo nos comenta: “Nos llegaron 900 solicitudes, y ésto significa que casi 900 familias, o sea 3400-4000 personas nos piden ayuda”. Entregamos comida, medicamentos y productos higiénicos para protegerle a la gente del coronavirus que sigue amenazando la ciudad.
Empezamos las obras de reestructuración para ayudar a 5 familias, otras 20 están en la lista de espera, y los números aumentan. “Nuestra voluntad y deseo son apoyar a todas las 900 familias que nos pidieron ayuda dentro de diciembre”, nos cuenta Giacomo.
Enseguida nos habla el hermano Firas Lufti. A las espaldas del fraile podemos ver el convento destruido y dos estatuas de San José y María que sobrevivieron tras la explosión. El ministro de la Región San Pablo, (compuesta por Siria, Libano y Jordania), primeramente recuerda los muertos, que son casi 200, y las 50 personas desaparecidos, tras casi dos menos de la explosión. “La situación es dramática, -nos informa el hermano Firas -, los habitantes de Beirut están viviendo un sufrimiento terrible, y una serie de heridas que empezaron entre el 17 y 18 de octubre del año pasado debido a una grave crisis finanziera y económica que bloqueó los bancos y llevó a despedida masivas”. Recordamos que los datos económicos antes de la explosión indicaban un valor de pobreza de un 50% entre la población, y el coronavirus hizo lo demás. La preocupación es muy fuerte: “Estoy tocando almas muy desconfiadas, y afectadas por la depresión”. La pandemia trajo una miseria aún más fuerte. Es una serie de hechos, nos explica Firas: “Las monjas responsables de un colegio franciscano tienen un retraso de 6 meses con el pago de los sueldos, porque los estudiantes no pagan. ¿Cómo pueden pagar si sus padres no trabajan? La pandemia le hizo crecer al paro”.
“Junto con un canastón de comida, brindamos gel y productos desinfectantes, que se volvieron muy caros. Es muy difícil cuidar el higiene en una situación de pobreza – nos informa Firas - , mientras cien de personas tocan nuestra puerta pidiendo ayuda: no nos podemos detener”. “Las familias le tienen miedo a la llegada del invierno, ya que sin arreglar los techos, las puertas y las ventanas no será posible vivir en las casas”.
Cuando uno de los sostenedores de Pro Terra Sancta le pregunta al padre Firas: “¿Cómo viven los cristianos de Libano?”, él retoma una parábola de Jesús, diciendo que: “El cristiano es aquella semilla lanzada en la tierra que muere, y que al mismo tiempo es muy fructífera”. El padre Firas nos comenta también que un hombre de Beirut que no conocía le preguntó: ¿Qué puedo hacer para ayudar? Puedo apoyarlos con mi conocimiento del sector de las construcciones y con un aporte económico. Mi casa fue también afectada por la explosión, entonces pienso en ustedes que están lastimados tal como yo”. Al fraile franciscano le impactó muchísimo este testimonio: “Un hombre ya afectado gravemente por los daños causados a su casa, no tardó en ayudar según sus posibilidades. Ésta es una verdadera semilla de una real y profunda caridad cristiana”.
Muchas personas le preguntaron al padre Firas: “¿Cómo podemos ayudar?”. “El Covid-19 nos impidió recibir las visitas de varios amigos extranjeros que venían a brindarnos su apoyo directo”, responde el padre Firas. “Les pedimos recordar nuestro sufrimiento en sus oraciones, y quien pueda colaborar también con un pequeño aporte económico hoy podrá salvarle a toda una familia”