“Antes de trabajar aquí, yo ni siquiera sabía lo que significaba ‘Via Dolorosa’, y mucho menos sabía lo que era el Convento de la Flagelación…” Son palabras de Christine, de 24 años, cristiana. Desde hace algunos meses trabaja en el Terra Sancta Museum.
“Es verdad”, confirma Rozan, otra empleada, “hace unos días me crucé con una señora cristiana que vive desde hace 40 años aquí, me preguntó dónde estaba la Vía de la Cruz… ‘¡Estás en ella!’, le dije, pero yo lo sé solo desde hace algunos meses.”
Intercambiamos algunas palabras más, a la espera del inicio del evento de hoy, la presentación de la sección multimedia del museo a 50 turoperadores de Jerusalén. Sí, “porque es necesario renovar la invitación a todos”, explica Clara, de la Asociación Pro Terra Sancta, responsable de la gestión y promoción del museo. El motivo es el mismo del que hablan las chicas: Nadie lo sabe. O más bien, nadie, ni siquiera los locales se dan cuenta de la historia de esta ciudad y del valor de esta calle, la Via Dolorosa, que miles de peregrinos recorren cada día.
Llegan los turoperadores, comienza el espectáculo multimedia. Dura 15 minutos en total, y explica la historia de Jerusalén y de la Via Dolorosa. “Muy bonito”, dice al acabar una de las guías, “y mira que he visto muchos, pero este es realmente notable”. Clara les explica que esta es solo la primera sección de museo, ya que dos más están en construcción. “En octubre comenzamos a organizar visitas para las escuelas”. Y añade: “Porque no es solo para los peregrinos… Más bien diría que es sobre todo para los locales”. A día de hoy han pasado casi 20.000 visitantes por el museo. De estos, 509 son estudiantes, tanto cristianos como musulmanes.
Acompañamos a los guías turísticos a la salida. Justo a las puertas del claustro de la Flagelación, un chico pasa arrastrando un carrito por la Via Dolorosa, la “vía de la cruz” de Cristo. Estaría bien invitarle también a él a conocer este trocito de historia que es también suya.