[De custodia.org] Quien visita habitualmente el Santo Sepulcro ha notado, desde hace dos semanas, una cierta efervescencia en torno a la «capilla de los Francos». Muchos visitantes y peregrinos del Santo Sepulcro ignoran hasta el nombre, aunque todos la hayan visto. La capilla de los Francos, cuyo nombre auténtico es «capilla del Espasmo (o Tormento)», o de la «Bienaventurada Virgen María de los Dolores», o «De los siete dolores de la Santísima Virgen María», está literalmente frente a la fachada de la basílica, en la parte superior de la escalinata donde numerosos grupos recuerdan haberse hecho la tradicional foto de recuerdo.
En el Medievo era la entrada que permitía acceder directamente al Calvario desde la plaza, como indica el rico artículo histórico escrito por fray Eugenio Alliata, arqueólogo del Studium Biblicum Franciscanum (artículo que puede leer siguiendo este enlace).
La efervescencia actual se debe al hecho de que la capilla, propiedad de los franciscanos, está siendo restaurada. Esta mañana, como indica fray Sergio Galdi, que ha venido a la obra para reunirse con los expertos, «la Custodia, que custodia los santos lugares, está desempeñando su papel. Preocupada por el patrimonio que gestiona en nombre de la Iglesia latina, la Custodia está restaurando esta capilla que es una joya de la basílica».
La restauración la llevan a cabo professionales palestinos y jóvenes formados en el Mosaic Centre de Jericó, la Escuela del Mosaico fundada por fray Michele Piccirillo y dirigida hoy por Osama Hamdan, con la cual ATS pro Terra Sancta esta trabajando durante años. Serán ellos quienes se formen para llevar a cabo la limpieza de las piedras, así como también la restauración del retablo. Una experiencia que se completará con prácticas de formación en Italia.
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