Como cada año, una delegación del Hlc, la Coordinación de las Conferencias Episcopales en apoyo a la Iglesia de la Tierra Santa, está de visita en la Tierra Santa; el objetivo es realizar un encuentro con las personas más necesitadas e indefensas, conocer de cerca los problemas que experimentan las comunidades cristianas de la zona y definir estrategias y programas de apoyo a favor de toda la población.
Según el portugués Mons. Duarte da Cunha, Secretario General del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE): “Iremos donde quiera que se encuentren las personas más vulnerables y que más sufren, para llevar un mensaje de paz y esperanza, ofreciéndoles como testimonio la cercanía de nuestras Iglesias. Nuestra visita quiere ser también un apoyo a la misión de la Iglesia local, cercana en todo momento a aquellos que sufren. Queremos profundizar en la realidad de estas periferias sociales para apoyar de forma más eficaz en nuestros países de origen una acción por la justicia y la paz”.
Después de visitar Gaza y Hebrón,y de conocer a los habitantes del valle de Cremisán, en la mañana del jueves 14 de enero los obispos y representantes de las Conferencias episcopales de EE.UU, la UE y Canadá escogieron Belén: acompañados de representantes del CCEE y de la COMECE (Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea) han profundizado en su conocimiento de algunas de las realidades caritativas presentes en la ciudad donde nació Jesús.
Algunos de ellos, acompañados por representantes de organizaciones religiosas y por periodistas, se han dirigido a la Sociedad Antoniana para conocer a nuestros ancianos y sus historias, y a las monjas que con tanta dedicación y humildad se ocupan de ellos desde hace años.
En Belén es difícil ser anciano. El sistema sanitario palestino depende de las ayudas externas, y por lo tanto la ciudad no dispone de programas de seguridad social que permitan ofrecerle a la población los servicios socio-sanitarios esenciales. Tampoco existen fondos de pensiones que puedan permitir aliviar, aunque sea de forma parcial, la presión sobre las familias. Solos, a menudo abandonados por sus familias, enfermos y sin acceso a servicios de asistencia, los ancianos se ven obligados a vivir aislados en sus propias casa o en centros de acogida que, debido a la crisis, no logran satisfacer las necesidades básicas ni garantizar los cuidados médicos básicos.
El arzobispo italiano Mons. Riccardo Fontana, el obispo estadounidense Mons. Oscar Cantuey el secretario de las Conferencias Episcopales Europeas, Mons. Duarte da Cunha, se detuvieron durante un largo periodo con las ancianas de la casa de reposo, regalándoles sonrisas, caricias y palabras de consuelo, invitándoles a no desanimarse nunca; porque aunque estén sufriendo y enfermas, siguen siendo un tesoro para la sociedad. El grupo también conoció a los voluntarios y les animaron a continuar sirviendo a los más necesitados, donde quiera que se encuentren. A continuación la delegación se unió a los ancianos del centro de día para compartir con ellos la comida en el comedor de los pobres. Para agradecerles su visita y su atención en este encuentro, el grupo de ancianos del centro de día recitó el Padre Nuestro en árabe.
La oración de los ancianos puede proteger el mundo, ayudándolo quizás de una forma más incisiva que la mayoría, en un mundo lleno de prisas. En una época en la que se tiende a excluir a los que ya no son jóvenes y productivos, los ancianos deben ser apoyados, protegidos y valorados porque son el pegamento de la sociedad, custodios de la memoria colectiva de un país entero.
Descubre cómo tú también puedes ayudar a los ancianos y ancianas de Belén.