- Una vez más, la violencia, la muerte y la destrucción son el lenguaje común. No tiene sentido comenzar discutiendo quién ha empezado, hacer la cuenta de los muertos y atribuir responsabilidades. Sabemos solo que no se ha llegado a ninguna solución y que será solo cuestión de tiempo, antes de que todo vuelva a empezar de nuevo, en una suerte de inútil círculo vicioso. Por desgracia, la solución, compleja, parece aún muy lejana.
- Esperamos que tal violencia no degenere en nuevos atentados y otras formas de represalias, que nos llevan atrás en el tiempo. Es necesario que todos los responsables se esfuercen por volver a la moderación y frenen toda forma de peligroso deterioro.
- Ante tanta violencia y a la impotencia de todos, para nosotros, creyentes, la oración queda como el último recurso; es necesaria como el aire que respiramos porque nos permite mirar todo lo que está ocurriendo con una mirada de fe. El creyente debe mirar el mundo con los ojos de Dios, que es Padre, justo y misericordioso; es la única forma de no caer en la lógica de la violencia y del rechazo al prójimo, algo de lo que este enésimo conflicto es testigo. Tenemos necesidad, a pesar de todo lo que está ocurriendo, de creer aún en el Otro. Sin Dios, es imposible.
- Nuestras comunidades religiosas deberán esforzarse, todavía más, en las distintas y pequeñas iniciativas de diálogo y de paz. No cambiarán el mundo en Tierra Santa, pero serán un soplo de oxígeno que nos hará constatar que, a pesar de todo, hay todavía muchas personas que rechazan esta lógica y que están dispuestas a trabajar seria y concretamente. Corresponde sobre todo a las instituciones que trabajan con los jóvenes, a los que está confiado nuestro futuro, adoptar iniciativas de diálogo.
- Mientras que en Oriente Medio se están llevando a cabos transformaciones radicales, parece que en Tierra Santa todo está en silencio. Tanto en Tierra Santa como en el Oriente Medio, las comunidades cristianas están llamadas a dar testimonio, a transmitir confianza y no dejar espacio a la desesperación. Judíos, cristianos y musulmanes han sido llamados aquí, a esta Tierra, por la Providencia para vivir juntos. Queremos demostrar con la vida que esta vocación es posible y realizable. Y con esta certeza volveremos a empezar.
Padre Pierbattista Pizzaballa,
Custodio de Tierra Santa y Presidente de ATS pro Terra Sancta
Recordamos nuestra invocación a sostener la emergencia en Gaza.
La situación en la Franja de Gaza siempre es complicada. Deseamos dar una mano a la conmovedora caridad operosa de los cristianos que prestan actividad de asistencia a la población local, en particular a la protección de niños discapacitados, sin distinción de raza, cultura o religión.El apoyo de ATS pro Terra Sancta a la comunidad cristiana comenzó en marzo de 2011 y continúa aún en estos momentos de dificultad.
El proyecto “Emergenza Gaza”, al que puedes prestar tu apoyo haciendo una donación online o mediante transferencia bancaria, se articula a través de dos actividades:
Hacerse cargo de los más necesitados: apoyo a los discapacitados de la franja de Gaza
Apoyo a los cristianos necesitados de la franja de Gaza
Basta un simple gesto para ayudar a los discapacitados, los niños y las familias que viven en la franja de Gaza y apoyar a los religiosos en su delicada misión que ahora más que nunca consiste en acompañar a los cristianos de cerca, en darles una palabra de consuelo y de esperanza, en ayudarles a rogarle a Dios, en ensenar el perdón y el valor del sufrimiento, vivido de forma cristiana.
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Se puede donar:
ONLINE A TRAVÉS DE NUESTRA PÁGINA WEB: www.proterrasancta.org/it/aiutaci/
POR TRANSFERENCIA BANCARIA:
Custodia ATS Banco Popular c/c 0075-0615-58-0600211001 IBAN: ES63 0075 0615 5806 0021 1001