"En mi pensamiento y en mis oraciones me acuerdo de modo especial de muchos sacerdotes y religiosos del Oriente Medio que están experimentando en estos momentos una particular llamada a conformar sus propias vidas al misterio de la Cruz del Señor. Allí donde los cristianos son minoría, donde sufren privaciones a causa de las tensiones étnicas y religiosas, muchas familias toman la decisión de emigrar, e incluso los pastores son tentados a hacer lo mismo. En situaciones como estas, no obstante, un sacerdote, una comunidad religiosa, una parroquia que persevera y continua dando testimonio de Cristo es un signo extraordinario de esperanza no sólo para los cristianos sino también para todos aquellos que viven en la región. Su sola presencia es una expresión elocuente del Evangelio de la paz, de la decisión del Buen Pastor de cuidar de todas las ovejas, del inquebrantable esfuerzo de la Iglesia en el diálogo, en la reconciliación en la amorosa aceptación del otro. Abrazando la cruz que se les ofrece, los sacerdotes y religiosos de Oriente Medio pueden realmente irradiar la esperanza que está en el corazón del misterio que celebramos en la liturgia de hoy."
Los proyectos ATS Pro Terra Sancta en Chipre