El mes de mayo ha comenzado y nos invita a reunirnos cerca de la Virgen. Hay muchas maneras de hacerlo, y una de ellas es acercarse al lugar donde María vivió su vida cotidiana: Nazaret. Aquí la Virgen concibió a Jesús, iniciando la historia de la redención, aquí la sagrada familia vivió junta durante treinta años, según la narración evangélica.
La ciudad de Nazaret
Hoy en día, Nazaret es una pequeña ciudad situada en un terreno montañoso del norte de Israel. Tiene menos de 80.000 habitantes y, sin embargo, en este pequeño tamaño, Nazaret experimenta una convivencia interreligiosa que apenas no parangón en ningún otro lugar. Cristianos, musulmanes y judíos viven aquí en estrecho contacto, sin que Nazaret haya sido nunca el centro de grandes enfrentamientos hasta ahora.
Una funciòn, la de Nazaret, que podría decirse que está medio oculta, al margen de la crónica. Algo que ha caracterizado a la ciudad a lo largo de su historia. Los primeros hallazgos disponibles de la zona indican que Nazaret fue habitada a finales de la Edad del Bronce, aunque no tenemos registro escrito de ello.
Nazaret romana
Con la conquista romana de la provincia de Palestina en el año 63 a.C., la zona donde se encontraba Nazaret experimentó una nueva vitalidad, gracias a la actividad comercial de la cercana Séforis. La famosa Via Maris, la "vía del mar", posiblemente recorrida por Jesús en su camino a Judea, pasaba justo por Nazaret y Séforis, llevando comercio y riqueza a estos centros.
Pero Nazaret tuvo que seguir siendo bastante humilde en su conformación. Conocemos, de hecho, las palabras con las que, según el evangelista Juan, el asombrado Natanael reacciona ante el anuncio que le hace Felipe sobre el nuevo Mesías que viene de Nazaret: "¿De Nazaret puede haber algo de bueno?" (Juan 1,46). Otro signo, si es que aún se necesita uno, de la predilección del Señor por las periferias del mundo.
Nazaret vivió un capítulo trágico de su historia durante las guerras judías. Cuando, tras la destrucción del templo de Jerusalén en el año 70 d.C., el pueblo judío intentó rebelarse contra el poder de Roma bajo el liderazgo de Simón Bar Kochba, Galilea se convirtió en uno de los centros de las revueltas. Por ello, durante la Segunda Guerra Judía, a mediados del siglo II d.C., las tropas del emperador Adriano destruyeron la ciudad de Nazaret, por considerarla un refugio para los insurgentes.
Caìda y renacimiento
Pero en Nazaret, más fuerte que las armas, ya se cantaba la paz. Seguramente fue aquí donde encontró su hogar una de las primeras formas de convivencia entre el judaísmo tradicional y su nuevo vástago, el cristianismo. La arqueología es testigo de ello. Ya en la época bizantina habían edificios de culto cristianos en la ciudad, incluida una iglesia en el mismo lugar que la actual. Y luego algunos historiadores como Egesipo y Eusebio de Cesarea, ambos cercanos a los círculos protocristianos, informan de la jactancia que algunos tomaron en Nazaret, de pertenecer a la familia de Jesús. Y de esta proximidad a la casa del Señor nos habla todavía el anónimo peregrino de Piacenza, a mediados del siglo VI. En sus diarios, afirma haber encontrado mujeres maravillosas en la ciudad, que indican como causa de su belleza su cercanía de sangre a la Virgen María.
Nazaret atravesó entonces pacíficamente el periodo de ocupación persa. También resistió la invasión de los árabes, que intentaron destruir la ciudad en varias ocasiones, hasta que en 1099, con la llegada de los cruzados, Nazaret pudo volver a florecer. Una nueva gran basílica monumental, de 70 metros de largo por 30 de alto, podría finalmente levantarse en el lugar de la antigua iglesia bizantina.
Nazaret franciscana
Una tenue y cotidiana, pero tenaz luz, la que ilumina a Nazaret, se apagó cuando, el 4 de julio de 1187, al triunfar Saladino sobre los cruzados cerca de Hattin, las tropas del líder islámico llevaron a cabo una masacre de cristianos dentro de los límites de la ciudad. La convivencia interreligiosa en la ciudad pareció extinguirse por completo cuando, en 1263, el sultán Baibars incendió la iglesia de los cruzados y la arrasò.
Los rastros de la Nazaret cristiana se perdieron hasta el siglo XVII, cuando los frailes franciscanos lograron, entre altibajos, recuperar la posesión de las ruinas de la iglesia destruida. Así comenzó de nuevo un proceso de convivencia diaria entre las confesiones que condujo una vez más al restablecimiento de la paz en la ciudad. La misma paz que atestigua la vida del futuro santo Charles de Foucauld, que vivió aquí parte de su vocación a la vida consagrada.
Nuestros dìas
Durante la guerra de 1948, Nazaret entró en las crónicas bélicas del primer conflicto entre árabes e israelianos. El 15 de julio, un avión israelí bombardeó la aldea árabe de Saffuriya, provocando el pánico entre la población; muchos aldeanos huyeron al norte, al Líbano, y otros se refugiaron en Nazaret, dejando atrás a unos 100 ancianos. En la noche del 16 de julio, Nazaret se rindió a los israelíes tras ligeros combates que dejaron un israelí muerto y otro herido. Esta conducta permitió a la población árabe de la ciudad conservar la posesión de sus casas y propiedades.
Un vientre silencioso, el de Nazaret, que hoy da cabida al diálogo y a la paz. Bienes frágiles, es cierto, incluso en esta tierra, donde ha habido páginas difíciles (la última con los enfrentamientos de la primavera de 2021). Pero los bienes fundamentales, que no cesan, día tras día, de irradiar desde Nazaret y el Nazareno al mundo entero.
Descubra con nosotros las maravillas de Nazaret!