El sábado 11 de octubre, frailes y peregrinos se dieron cita en Cafarnaún para la bendición anual de los primeros frutos. Fue un momento de celebración por muchas razones: para la ocasión, se colocó una reconstrucción del mosaico bizantino que se encontró en el lugar de la casa de Pedro, construido por los jóvenes del Mosaic Centre de Jericó. Las partes conservadas han sido fielmente reproducidas, mientras que el resto se ha reconstruido hábilmente.
Cafarnaún es el hogar de los apóstoles Pedro y su hermano Andrés, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, pescadores. Probablemente Jesús fue hospedado y vivió en la casa de Pedro en Cafarnaún donde curó a su suegra y al paralítico, que fue bajado desde el techo. Cafarnaún fue destruida por un terremoto presumiblemente en el siglo VIII. Después de las cruzadas en Tierra Santa, desapareció por completo y entró en estado de abandono.
En los años 60, los padres Stanislao Loffreda y Virgilio Corbo descubrieron los restos de una iglesia bizantina con un pavimento de mosaico: muy similar a los mosaicos que se encuentran en la vecina Tabgha, éste presenta un patrón de mosaico y decorativo, con un pavo real en el centro, un símbolo de la inmortalidad. Los restos de este hermoso mosaico están siendo restaurados por el Mosaic Centre.
La obra, que se colocó en la plaza enfrente de la zona arqueológica, se ha elaborado a mano, mediante técnicas antiguas; es el resultado de la actividad que, durante años, siguiendo los pasos del p. Michele Piccirillo, se desarrolla en Jericó y Sabastiya por el Mosaic Centre, centro que forma a los niños y las niñas en el arte de los mosaicos y su restauración.
Un trabajo exigente y agotador, pero que ahora pueden conteplar los miles de peregrinos que cada año pasan por el impresionante lugar de Cafarnaún y que permitirá a todo el mundo descubrir el maravilloso arte de los mosaicos bizantinos, tocando con las manos uno de los maravillosos testimonios de la presencia cristiana en esta tierra.
