La complicada situación política afecta con fuerza a los niños y jóvenes, dificultando a muchos de ellos el acceso a una educación adecuada. En bastantes familias cristianas, los padres carecen de sueldo. No es raro que los niños vivan con los abuelos, que tienen grandes dificultades para educarlos. En otras ocasiones, los niños se quedan con la madre, sin ingresos, y se ven obligados a abandonar la escuela para ponerse a trabajar.
Por lo que respecta a la asistencia médica, en los territorios de la Autonomía Palestina no existe la asistencia sanitaria pública. La salud queda totalmente a cargo de la familia, quien no cuenta con más ayuda que la de la parroquia. En los diagnósticos de enfermedad grave (leucemia, tumores, operaciones renales y diálisis) y tratamientos financieramente onerosos, el párroco, verificada la seriedad y urgencia de los cuidados, busca ayuda dirigiéndose a la Custodia, acude a la comunidad local e internacional o busca ayudas privadas.
El objetivo del proyecto es sostener a las “piedras vivas” más frágiles, como son los niños pobres, en este lugar tan especial en el que el mismo Dios se hizo niño. El proyecto desea contribuir a la educación de los niños más necesitados y con problemas de aprendizaje, además de proveer medicinas y cuidados médicos, en casos de necesidades especiales. Es promovido por los franciscanos de la Custodia en Tierra Santa quienes, desde hace más de siete siglos, custodian y dinamizan los lugares privilegiados del cristianismo, entre ellos las Basílicas del Santo Sepulcro en Jerusalén, de la Natividad en Belén y de la Anunciación en Nazareth. Además del ministerio pastoral, muchas son las obras de carácter social de la Custodia: escuelas, institutos, actividades extraescolares, colonias de verano, becas de estudio para escolares y universitarios, construcción y reestructuración de viviendas, asilos para ancianos, actividades parroquiales, asistencia médica, ayudas para la hospitalización… para los cristianos, pero sin dejar de lado a los musulmanes y judíos.
La Parroquia Santa Catalina de Belén, a través del Centro Juvenil y del Centro para la Familia, se esfuerza por aportar una ayuda y sustento a la población, dando respuesta a las necesidades más inmediatas. Con los fondos recibidos, podremos dar continuidad a dicho trabajo de apoyo espiritual y caritativo a los menores en dificultad.
“Se ha hecho niño para que la Palabra esté a nuestro alcance. Dios nos enseña así a amar a los pequeños. A amar a los débiles. A respetar a los niños. El niño de Belén nos hace poner los ojos en todos los niños que sufren y son explotados en el mundo, tanto los nacidos como los no nacidos.”
Benedicto XVI
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