El domingo comenzó el Adviento y en Belén, después de la solemne misa, fueron muchos los que asistieron al encendido del gran árbol que iluminará la plaza della Mangiatoia hasta la Navidad. La ciudad palestina, durante este período del año, se llena de fiesta, de alegría, de personas que vienen aquí para revivir aquél momento que cambió la historia de la humanidad: Belén, en la mente de todos, es el lugar donde Dios se hizo niño.
Y sin embargo, no son muchos los que se preocupan por la situación que está viviendo la ciudad en la actualidad. Las dificultades no faltan y son sobre todo los más débiles, los niños, los que pagan las consecuencias de un sistema social extremadamente frágil. De hecho, nacer en Belén hoy significa venir al mundo a una tierra complicada, marcada por el sufrimiento y la pobreza, sobre todo para los más pequeños. La comunidad cristiana disminuye cada año; cada vez más personas se ven obligadas a emigrar y quien se queda no puede ocuparse de sus hijos, cuidarlos y darles unos estudios.
Custodios de los Lugares Santos desde hace más de siete siglos, los hermanos franciscanos son también custodios de las "piedras vivas" de la cristiandad, sobre todo de los más débiles y frágiles. Y son muchos los niños de Belén a los que los hermanos tienden una mano, niños que sin este apoyo, perderían la esperanza, como Samer y Youssef.
Samer y Youssef son dos hermanos que viven en una pequeña casa no muy lejos de la Iglesia de la Natividad. Su padre encuentra solamente trabajos ocasionales y mal pagados y su madre está enferma de cáncer. El sistema sanitario público desgraciadamente es insuficiente y los hospitales privados son muy costosos para las familias indigentes. Por lo que el poco dinero que ganaba el padre se gastaba en medicinas. Samer y Youssef no tenían ni para comer y mucho menos iban al colegio.
Por lo que los hermanos franciscanos de Belén acogieron a los dos hermanos en uno de los colegios que gestionan en Belén. Se han ocupado de que su madre recibiera los cuidados necesarios y ahora se encargan de que su familia tenga comida suficiente y lo indispensable para seguir hacia delante. Han abierto sus puertas a estos dos niños para que puedan tener un futuro. Y están haciendo lo mismo con muchos otros niños desafortunados de Belén para garantizar su instrucción, la comida todos los días, asistencia médica y una existencia más serena.
Gracias a la campaña lanzada por ATS pro Terra Sancta, titulada "En Navidad vuelve a tus raíces", es posible sostener esta obra de caridad ayudando de forma concreta a uno o varios niños, a sus familias y como consecuencia, a toda la comunidad que actualmente vive en la ciudad donde Jesús nació.